jueves, 19 de marzo de 2009

Principio de Milagros (por K Wapnick)

Un milagro es una corrección. No crea, ni cambia realmente nada en absoluto.
Simplemente contempla la devastación y le recuerda a la mente que lo que ve es
falso. Deshace el error, más no intenta ir más allá de la percepción, ni exceder
la función del perdón. Se mantiene, por lo tanto, dentro de los límites del
tiempo. No obstante, allana el camino para el retorno de la intemporalidad y
para el despertar del amor, pues el miedo no puede sino desvanecerse ante el
benevolente remedio que el milagro trae consigo.
En el milagro reside el don
de la gracia, pues se da y se recibe como uno. Y, así, nos da un ejemplo de lo
que es la ley de la verdad, que el mundo no acata porque no la entiende. El
milagro invierte la percepción que antes estaba al revés, y, de esa manera pone
fin a las extrañas distorsiones que ésta manifestaba. Ahora la percepción se ha
vuelto receptiva a la verdad. Ahora puede verse que el perdón está justificado.

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