El objetivo de nuestro programa, a diferencia del objetivo del aprendizaje del mundo, es el reconocimiento de que juzgar, en el sentido usual, es imposible. Esto no es una opinión sino un hecho. Para poder juzgar cualquier cosa correctamente, uno tendría que ser conciente de una gama inconcebiblemente vasta de cosas pasadas, presentes y por venir. Uno tendría que reconocer de antemano todos los efectos que sus juicios podrían tener sobre las personas y sobre todas las cosas que de alguna manera estén involucradas en ellos. Y tendría que estar seguro de que no hay distorsión alguna en su percepción, para que sus juicios fuesen completamente justos con todos sobre los que han de recaer ahora o sobre los que hayan de recaer en el futuro. ¿Quién puede hacer esto? ¿Quién, excepto en delirios de grandeza, pretendería ser capaz de todo esto?
M-10.3
El hábito de colaborar con Dios y Sus creaciones se adquiere fácilmente si te niegas diligentemente a dejar que tu mente divague. No se trata de un problema de falta de concentración, sino de la creencia de que nadie, incluido tú, es digno de un esfuerzo continuo. Ponte de mi parte sistemáticamente contra este engaño, y no permitas que esa desafortunada creencia te retrase. Los descorazonados no pueden ayudarse a sí mismo no me pueden ayudar a mí. Sin embargo, sólo el ego puede sentirse descorazonado.
T-4.IV.7
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