martes, 24 de agosto de 2010

T11.VIII/9 Pídele cualquier cosa al Hijo de Dios y su Padre te lo concederá, pues Cristo no se engaña con respecto a Su Padre, ni Su Padre se engaña con respecto a Cristo. No te engañes, pues, con respecto a tu hermano, y considera sus pensamientos amorosos como lo único que constituye su realidad, pues al negar que su mente esté dividida sanarás la tuya. Acéptalo como su Padre lo acepta y cúrale en Cristo, pues Cristo es su curación así como la tuya. Cristo es el Hijo de Dios que no está en modo alguno separado de Su Padre y cuyos pensamientos son tan amorosos como el Pensamiento de Su Padre, mediante el cual fue creado. No te engañes con respecto al Hijo de Dios, pues, si lo haces, no podrás sino engañarte inevitablemente con respecto a ti mismo. Y al engañarte con respecto a ti mismo te engañarás con respecto a tu Padre, para Quien cualquier engaño es imposible.

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