miércoles, 8 de septiembre de 2010

T14.V/9


        Bendito seas tú que enseñas esto conmigo. Nuestro poder no emana de nosotros, sino de nuestro Padre. En nuestra inocencia lo conocemos a Él, tal como Él sabe que somos inocentes. Yo estoy dentro del círculo, llamándote a que vengas a la paz. Enseña paz conmigo, y álzate conmigo en tierra santa. Recuerda por todos el poder que tu Padre les ha otorgado. No pienses que no puedes enseñar Su perfecta paz. No permanezcas afuera, sino únete a mí adentro. No dejes de cumplir el único propósito al que mi enseñanza te exhorta. Devuélvele a Dios Su Hijo tal como Él lo creó, enseñándole que es inocente.

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