miércoles, 21 de diciembre de 2011

Principio de milagros para criar niños

Louis Frechette


Principio de milagros para criar niños



Dentro del corazón y del alma de cada niño está la esencia del Amor, expresado en forma original y listo para irradiar desde ellos a todo el mundo.

Dentro de cada uno de nosotros está ese mismo Amor, listo para ser expresado a los niños y al mundo a través de nuestra sabiduría singular y suave nutrición.

Más allá de los límites del “niño” y del “adulto” está el Ser más profundo que compartimos - semejante en belleza e inocencia.

Cada niño es nuestro semejante espiritual, no importa cuán grandes parezcan ser nuestras diferencias. El propósito de nuestras vidas es el mismo: aprender a dar amor a fin de recordar que somos amor.

Nuestra tarea sagrada es conducir a los niños a su Autoridad interior verdadera, y al hacerlo descubrir el nuestro.

Lo que elijamos ver en los niños atrae a su espíritu o a su ego, y nos permite encontrar nuestro Ser o perder nuestro Ser.

No estamos llamados a ser los sirvientes de los niños, sino servirlos con nuestro apoyo, guía y amistad.

Podemos aprender a ver su mal comportamiento como un pedido de amor y límites, más que como un ataque.

Podemos enseñarles a los niños que ellos eligen y que con el poder de su voluntad son capaces de apartar al miedo de sus pensamientos y dirigirlos de nuevo hacia el amor.

Podemos enseñarles a los niños el poder curativo del perdón soltando nuestros rencores con ellos y otras personas, ayudándolos a hacer lo mismo.

Procurando ser un ejemplo para ellos podemos enseñarles a los niños cómo se vive amorosa y pacíficamente, demostrándoles que creemos en el Espíritu en ellos y que a él le hablamos, confiando que de este modo saldrá a la superficie.

Detrás de cada problema con un niño hay un rencor, que, al soltarlo, ofrece un milagro de amor en su lugar.

Criatura de la luz, no sabes que la luz está en ti. Sin embargo, la encontrarás a través de tus testigos, pues al haberles dado luz, ellos te la devolverán. Cada hermano que contemples en la luz hará que seas más conciente de tu propia luz. El amor siempre conduce al amor.

T-13.VI.10:1-4

Que cada uno reciba la bendición que trae cada principio, aceptando que sólo indican el camino, como suave recordatorio de lo que ya sabemos en lo más profundo y de lo que nos esforzamos a vivir y enseñar cada día. Buscaremos de este modo recobrar nuestra inocencia perdida y nuestra necesidad de ser aceptados, reconocidos, y valorados en el mundo. Nosotros también necesitamos maestros que nos guíen al más elevado bienestar.

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