Evitar la magia es evitar la
tentación. Pues toda tentación no es mas que el intento de sustituir la Voluntad de Dios por
otra. Estos intentos pueden parecer ciertamente aterradores, pero son
simplemente patéticos. No pueden tener efectos, ya sean buenos o malos,
sanadores o destructivos, tranquilizadores o aterradores, gratificantes o que
exijan sacrificio. Cuando el maestro de Dios reconozca que la magia simplemente
no es nada, habrá alcanzado el estado más avanzado. Todas las lecciones
intermedias no hacen sino conducirle a ese estado y facilitar el que este
objetivo esté más cerca de reconocerse. Pues cualquier tipo de magia - sea cual
sea su forma - es simplemente impotente. Su impotencia explica por qué es tan
fácil escaparse de ella. Es imposible que lo que no tiene efectos pueda
aterrorizar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario