jueves, 19 de julio de 2012

M16/9


           Evitar la magia es evitar la tentación. Pues toda tentación no es mas que el intento de sustituir la Voluntad de Dios por otra. Estos intentos pueden parecer ciertamente aterradores, pero son simplemente patéticos. No pueden tener efectos, ya sean buenos o malos, sanadores o destructivos, tranquilizadores o aterradores, gratificantes o que exijan sacrificio. Cuando el maestro de Dios reconozca que la magia simplemente no es nada, habrá alcanzado el estado más avanzado. Todas las lecciones intermedias no hacen sino conducirle a ese estado y facilitar el que este objetivo esté más cerca de reconocerse. Pues cualquier tipo de magia - sea cual sea su forma - es simplemente impotente. Su impotencia explica por qué es tan fácil escaparse de ella. Es imposible que lo que no tiene efectos pueda aterrorizar.

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