Dios no hace tratos.
La voz de ego es una aluisinación.
Cada vez que respondo
al ego, hago un llamamiento a la guerra y me privo de la paz.
A los que percibo como adversarios forman
parte de mi paz, a la cual renuncio cuando ataco.
El plan que llevé a
cabo no funcionó o por lo menos no me hizo feliz, entonces tomo este plan de estudio
y cambio la dirección.
A este cambio… si lo
planean… dos ideas opuestas, no es un plan integrado.
El ego como maestro,
me causa confusión.
El ego, no sabe nada.
El ego, es la negación
del libre albedrío.
Pido y se me da.
Pido luz y aprendo que
soy luz.
Cuando me encuentro
con alguien, este encuentro es santo.
Cada vez que dos hijos
de Dios nos encontramos, se nos da una nueva oportunidad, para salvarnos.
En mis semejantes, o me
encuentro a mi mismo o me pierdo.
Cada vez que estoy con
alguien, estoy aprendiendo lo que soy.
Si el otro reacciona
con dolor o con alegría, sabré a que maestro he elegido seguir.
Si le concedo al otro
el lugar de la creación que ocupa, yo ocuparé mi lugar.
La voluntad de Dios, es que nadie sufra.
Dios esta conmigo por ende mi soledad desaparece
Fui plenamente creada,
ademas fui creada perfecta.
Cuando creo que existe
en mi alguna carencia, la proyecto.
El “edén “es un estado
mental, donde no necesito nada.Cuando la serpiente habla es el ego que dice
falsedades.
Cuando tengo
pesadillas enciendo la luz y estas desaparecen.
El conocimiento es la luz
que me libera y me hace libre.
No hay grados de
dificultad en los milagros.
Soy invulnerable, a
cualquier expresión de falta de amor ,aun siendo mías, hacia mi o de otros o de
mi hacia otros.
La paz es mía.No puedo
encontrarla fuera de mi.
La enfermedad es una
búsqueda externa y la salud es paz interior.
La paz me permite
aceptar los milagros y corregir la falta de amor en los demás.
Cuando tengo miedo de
algo, le estoy dando poder a ese algo de hacerme daño.
Donde está mi corazón
está mi tesoro.
Digo “no”, desde la no-resistencia y
ese “no” no viene de la
reacción, sino de la intuición de que esto, en este momento, no es bueno para mí.
Mi no, no crea sufrimiento.
El apego a mis puntos
de vista, ante una discusión o situación conflictiva, me pone a la defensiva,
por ende ataco, verbal o emocionalmente.
Tengo otra opción.
Abandonar la reacción:
rendirme
No, diciendo tenes razón, y mirando como
condescendiendo desde un lugar de superioridad
Me rindo y suelto, el
poder en mi interior.
Abandono la
resistencia, el ataque, quedando vulnerable para así poder ver mi propia
invulnerabilidad.
Detrás de eso vendrá
una sensación de paz, que significa la verdadera rendición.
Allí comienza la
comunicación.
Mi resistencia es
debilidad y miedo
Cuando desaparece la
dependencia desaparece el miedo a la perdida.
Acepto los momentos de
quietud son vitales para mi regeneración.
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