lunes, 10 de diciembre de 2012

Apuntes


Dios no hace tratos.
La voz de ego es una aluisinación.
Cada vez que respondo al ego, hago un llamamiento a la guerra y me privo de la paz.
 A los que percibo como adversarios forman parte de mi paz, a la cual renuncio cuando ataco.
El plan que llevé a cabo no funcionó o por lo menos no me hizo feliz, entonces tomo este plan de estudio y cambio la dirección.
A este cambio… si lo planean… dos ideas opuestas, no es un plan integrado.
El ego como maestro, me causa confusión.
El ego, no sabe nada.
El ego, es la negación del libre albedrío.
Pido y se me da.
Pido luz y aprendo que soy luz.
Cuando me encuentro con alguien, este encuentro es santo.
Cada vez que dos hijos de Dios nos encontramos, se nos da una nueva oportunidad, para salvarnos.
En mis semejantes, o me encuentro a mi mismo o me pierdo.
Cada vez que estoy con alguien, estoy aprendiendo lo que soy.
Si el otro reacciona con dolor o con alegría, sabré a que maestro he elegido seguir.
Si le concedo al otro el lugar de la creación que ocupa, yo ocuparé mi lugar.
La voluntad de Dios,  es que nadie sufra.
Dios esta conmigo por ende mi soledad desaparece
Fui plenamente creada, ademas fui creada perfecta.
Cuando creo que existe en mi alguna carencia, la proyecto.
El “edén “es un estado mental, donde no necesito nada.Cuando la serpiente habla es el ego que dice falsedades.
Cuando tengo pesadillas enciendo la luz y estas desaparecen.
El conocimiento es la luz que me libera y me hace libre.
No hay grados de dificultad en los milagros.
Soy invulnerable, a cualquier expresión de falta de amor ,aun siendo mías, hacia mi o de otros o de mi hacia otros.
La paz es mía.No puedo encontrarla fuera de mi.
La enfermedad es una búsqueda externa y la salud es paz interior.
La paz me permite aceptar los milagros y corregir la falta de amor en los demás.
Cuando tengo miedo de algo, le estoy dando poder a ese algo de hacerme daño.
Donde está mi corazón está mi tesoro.


Digo “no”, desde la no-resistencia y ese no” no viene de la reacción, sino de la intuición de que esto, en este momento, no es bueno para mí.
Mi no, no crea sufrimiento.
El apego a mis puntos de vista, ante una discusión o situación conflictiva, me pone a la defensiva, por ende ataco, verbal o emocionalmente.
Tengo otra opción.
Abandonar la reacción: rendirme
No, diciendo tenes razón, y mirando como condescendiendo desde un lugar de superioridad
Me rindo y suelto, el poder en mi interior.
Abandono la resistencia, el ataque, quedando vulnerable para así poder ver mi propia invulnerabilidad.
Detrás de eso vendrá una sensación de paz, que significa la verdadera rendición.
Allí comienza la comunicación.
Mi resistencia es debilidad y miedo
Cuando desaparece la dependencia desaparece el miedo a la perdida.
Acepto los momentos de quietud son vitales para mi regeneración.

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