Jampolsky
“Para los maestros de Dios el daño es algo imposible. No
pueden infligirlo ni sufrirlo. El daño es el resultado de juzgar.
Es el acto deshonesto que sigue a un pensamiento deshonesto". (Manual Sección 13)
La idea
de este artículo es ayudarte a que intercambies el enfoque de temerosa
percepción del ego, con el enfoque de amorosa percepción del Espíritu Santo.
Cambiar de percepción: Paso Uno
Reconocer que no me valoro
Cada
uno de nosotros, en este momento, tiene un enfoque específico para ver al mundo
y a sí mismo. Esta manera de ver lo que está a nuestro alrededor puede
compararse con “los cristales de las lentes” a través de las cuales
miramos. Algunas lentes conducen a un sentido de tranquilidad interior,
auto estima, y paz mental. Otras lentes conducen a tensiones, baja auto
estima, temor constante y falta de confianza. Después de reconocer que
puedes profundizar tus relaciones con otras personas, el primer paso para
llevarlo a cabo es adquirir la habilidad para determinar cuáles lentes son
“positivas” y cuáles no tienen valor. Son esquemas que podemos estudiar y
modificar. Podemos considerar que el esquema que tiene valor verdadero es
aquel que conduce a la tranquilidad mental. Por el contrario, el que no
tiene valor nos conduce al conflicto.
Si
nuestra percepción es falsa, negativa y basada en el pasado, y luego
proyectamos esta mentira hacia el futuro, será imposible confiar. Aunque
la lista de posibles esquemas negativos es infinita, a continuación se detallan
las cinco más comunes que he encontrado. En letra cursiva se indica la
experiencia que resulta cuando les damos valor. Recuerda, los esquemas
negativos nos llevan a “darle valor a lo que no lo tiene”, y esto nos conduce a
experiencias negativas.
Esquemas
negativos y la experiencia resultante
- La gente me
ataca. Es un mundo donde cada uno se vale por sí mismo. Si no
me cuido yo, nadie más lo hará.
Soy muy sospechoso. No puedo confiar en el amor. No dejo que nadie se me acerque. Me siento solo casi todo el tiempo, pero nunca lo admitiría. - Mi auto estima se basa
en aparentar ante el mundo que estoy bien. Es más importante
mantener una buena fachada que dejar que alguien se entere de como soy
realmente.
Me preocupo de la imagen de mi físico. Tengo tendencia a trabajar sin descanso, y probablemente tenga propensión a la dependencia química. Mis relaciones son primordialmente superficiales. Cuando alguien trata de acercarse, generalmente me siento inadecuado. - “El que muere con más
juguetes gana”. Las posesiones materiales me harán feliz.
Cuanto más tenga, mejor me sentiré.
Nunca me siento completamente ‘adecuado’ porque siempre hay algo más que me falta adquirir. Sólo tengo felicidad momentánea cuando algo es nuevo, y entonces descubro que me falta algo más. Me comparo con los demás todo el tiempo. - Mis logros son los que
me definen. Cuanto más logro, mejor soy.
Constantemente persigo objetivos. Cuando los logro, posiblemente tenga una satisfacción momentánea. Si no obtengo convalidación externa, no me siento digno de atención. Mis relaciones generalmente están basadas en que yo soy dominante y controlador. Si no estoy en control, no me siento muy seguro. - Soy una víctima del
mundo. Siempre me ocurren cosas malas. La gente trata de
aprovecharse de mi.
Siento que el mundo está contra mí. Porque creo que soy una víctima, me siento como una víctima. Tiendo a ‘echar culpas’ en forma crónica, y pienso que las cosas simplemente “ocurren” en lugar de considerar que yo tengo algún control o alguna responsabilidad sobre mi vida.
Cambiar de percepción - Paso dos
Adoptar una actitud abierta
Si
queremos empezar a reconocer lo que tiene valor y lo que no lo tiene, debemos
darnos cuenta cómo usamos los esquemas negativos. No es importante
identificar y analizar todos tus esquemas. Es más importante que empieces
a admitir que cuando estés dolorido, “Hay otra manera de ver el mundo.” (L33)
“Dios es mi Fuente. No puedo ver separado de Él.” (L43)
Para
la mente cerrada, conflictuada y arrogante esta aseveración no significa
nada. La mente cerrada, que no confía dice: Hay una sola
manera de ver las cosas, y mi manera es la mejor.
Si
queremos confiar y amar más intensamente, debemos estar dispuestos a ser más
flexibles en nuestra manera de pensar. Es nuestra manera de pensar la que
determina el grado en que podremos confiar. Para curar la vergüenza,
debemos estar dispuestos para traer situaciones pasadas a nuestra consciencia
presente, de cambiar nuestra percepción de ellas, y luego soltarlas por medio
del perdón. Mantener la vergüenza escondida sólo le pone un techo a
nuestra capacidad de dar y aceptar amor.
En
cualquier momento que sintamos que no podemos ser amados, que no valemos la
pena y que no somos completos, ésa será la indicación de que estamos creyendo
en una percepción falsa. Podemos aprovechar para entrar en un proceso que
culmine en cambiar nuestras percepciones negativas acerca de quienes
somos. Por ejemplo:
La situación
Algo
“negativo” ocurrió.
¯
La percepción pasada
He
llegado a la conclusión que soy una persona mala, no soy inteligente, etc.
¯
La percepción cambiada
Las
percepciones de otras personas acerca de mí no indican lo que valgo. Soy
una persona valiosa.
¯
El perdón
Me
libero a mí mismo y a los demás de mis pensamientos negativos. Todos
merecemos el amor.
Al
cambiar nuestra percepción no sólo lo aplica-
mos
a nuestras experiencias pasadas, sino que también nos ayuda a vivir mejor la
vida diaria. Cuando te encuentres en una situación en que te sientas
tentado a enojarte, a sentirte culpable, avergonzado o perturbado de alguna
manera, declara resueltamente: puedo elegir cambiar mi percepción sobre esto.
“En
la quietud todas las cosas reciben respuesta y todo problema queda resuelto
serenamente.” (T646)
Dos aspectos de la mente
Cuando
decimos “hay otra manera de ver esta situación”, comenzamos indirectamente a
pedir que una parte de nuestra mente, que había estado dormida, entre en
acción. Podemos elegir una entre los dos aspectos de nuestra mente.
Una es la mente ego; la otra la denominaré la Mente Integra.
La
mente ego, o ego, está basada en el temor. Constantemente busca
experiencias pasadas para reforzar la creencia que somos menos que
íntegros. Expresado sencillamente, los diez mandamientos del ego son:
- El temor es real.
- La culpa es buena.
- El pasado es la base
de la realidad.
- El futuro debe ser
controlado.
- Estoy solo,
fundamentalmente.
- Defensa y ataque
tienen sentido si quiero estar seguro.
- Juzgar conduce a
cambios.
- La comparación ayuda.
- El tener la razón es
importante.
- La culpa me hace
sentir mejor.
Nuestra
Mente Íntegra está basada en el amor. La Mente Íntegra reconoce que la
vida está interconectada. Es la fuente de la compasión. Los diez
mandamientos de la Mente Íntegra son:
- El amor es la fuerza
de cómo somos.
- El perdón es la llave
de la felicidad.
- El momento presente es
la base de la realidad.
- La elección siempre
está con nosotros.
- Soy una parte de toda
la vida.
- Dar compasión siempre
resulta en algo positivo.
- Aceptar conduce al
cambio.
- Ver las cosas que
tenemos en común con otros nos trae la unión.
- Ser feliz es
importante.
- Cada uno es
responsable por lo que siente.
Nunca
las circunstancias externas son las que determinan lo que es nuestra
experiencia interior, no importa lo mucho que creamos que sea cierto. Lo
que experimentemos dependerá de qué aspecto de la Mente valoremos.
Cuando
decimos que “hay otra forma de mirar al mundo” estamos hablando de reemplazar
la mente ego con la Mente Íntegra. “Confiar en nosotros mismos” se
convierte, más precisamente, en aprender a distinguir entre la mente ego y la
Mente Íntegra, y luego elegir prestarle oídos a la Mente Íntegra.
Cambiar la percepción: Paso Tres
Reconocer que la manera que indica el ego no
ha funcionado y elegir lo que tiene valor
A
menudo éste es uno de los pasos más difíciles para cambiar nuestra percepción y
para adoptar un sistema confiado y amoroso de pensamiento. Es difícil
porque esencialmente significa que el procedimiento del ego no nos ha
servido. El ego es como un niño rebelde y comienza a patalear y gritar
cuando no se le presta atención.
El
procedimiento del ego para determinar la confianza, y el valor de las
relaciones es estar constantemente evaluando, comparando, juzgando, criticando,
proyectando, condenando, manipulando, avergonzando. Antes de encontrar la
paz deberemos llegar a reconocer por completo que por estos medios nunca
obtenemos lo que queremos. A veces cuando el ego ve que está perdiendo
terreno, tratará de convencernos que es bueno mantener una parte de su manera
de hacer las cosas. Proclama: “En esta situación es mejor recordar
el pasado; acuerdate que saliste lastimado antes.” O, “No confiaría
en esa persona, he escuchado cosas malas acerca de él.” Este paso para
cambiar nuestra percepción requiere que veamos completamente que el
procedimiento del ego nunca deriva en tranquilidad para la mente.
Recuerda
lo que tiene valor.
Para
concluir quiero ofrecer una breve lista de al-
gunas
de las creencias “sin valor” que nos llevan a ser desdichados y faltos de
amor. En contrapartida hay una lista de las creencias “valiosas” que nos
conducen a que experimentemos tranquilidad de mente. Te invito a que las
leas diariamente, con énfasis particular en aquellas que son valiosas, para
recordar quién eres y qué quieres.
Creencias sin valor
- Cuanto más tengo,
tanto más feliz seré. Más dinero, más reconocimiento, más posesiones
materiales; éstos sobre todo son mis objetivos.
- El pasado es muy
importante para determinar mi propia valía y la de otros. Un pasado
“malo” es una señal segura de una persona “mala”.
- Mi cuerpo debería ser
perfecto para que yo sea feliz.
- Envejecer es malo.
- La pérdida es real
porque todos estamos separados unos de otros.
- Lo que tiene valor es
lo que me hace ganar, ser mejor que otros o tener poder sobre ellos.
- Otras personas son las
responsables de que yo me sienta una víctima.
Creencias valiosas
- Tengo todo lo que
necesito para estar tranquilo en este momento. Estoy completo, y
estoy lleno de amor abundante.
- En el momento actual
reconozco el valor de cada individuo, incluyéndome a mí mismo.
- La salud es un estado
de la mente. Mi felicidad depende únicamente de mis pensamientos.
- Cada uno de nosotros,
en verdad, no tiene edad. Somos todos maestros unos de otros, sin
tener en cuenta nuestra edad.
- Las mentes están
unidas. La materia (cuerpos, posesiones, etc.) puede desaparecer con
el tiempo, pero el amor, que es eterno, no es afectado por el pasar del
tiempo.
- Lo que tiene valor es
el perdón, o cualquier otro sentimiento que me permita acercarme a otra
persona.
- Soy responsable por
mis sentimientos, mis pensamientos, y mis acciones.
Del otro lado del temor está siempre el
amor: queda protegido y esperando que lo descubramos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario