lunes, 28 de junio de 2010

T8.VII/16 No te permitas sufrir por causa de las consecuencias imaginarias de lo que no es real. Libera tu mente de la creencia de que eso es posible. En su total imposibilidad radica tu única esperanza de liberación. ¿Y qué otra esperanza querrías albergar? La única manera de liberarse de las ilusiones es dejando de creer en ellas. El ataque no existe; lo único que existe es comunicación ilimitada y, por lo tanto, poder y plenitud ilimitados. El poder de la plenitud es la extensión. No dejes que tus pensamientos se detengan en este mundo, y tu mente se volverá receptiva a la creación en Dios.

lunes, 21 de junio de 2010

El silencio habla

"Uno podría decir que rendirse es la transición interna de la resistencia a la aceptación, del «no» al «sí».
Cuando te rindes, tu sentido del yo pasa de estar identificado con una reacción o juicio mental a ser el espacio que rodea a la reacción o al juicio. Es pasar de identificarte con la forma el pensamiento o emoción a ser y reconocerte como aquello que no tiene forma, la conciencia espaciosa.
Lo que aceptes completamente te hará sentirte en paz, incluyendo la aceptación de que no puedes aceptar, de que te estás resistiendo."

jueves, 17 de junio de 2010

"Las Preguntas màs Comunes en Torno a Un Curso de Milagros", de Gloria y Kenneth Wapnick, (1997, Foundation for A Course in Miracles).

"Los sueños felices de los que habla el Curso se refieren a la experiencia en nuestra mente de no estár indentificados con el mundo y los cuerpos; estaríamos identificados con la corrección del Espíritu Santo de nuestros pensamientos erróneos y elecciones. No tomaríamos nada en serio en nuestras vidas personales o en el mundo, en el sentido de que sabríamos que nuestra paz nunca será afectada por nada exterior. Nosotros sabríamos--- en experiencia -- que no hay otra realidad que el amor de Jesús en nuestras mentes, la cual sería la fuente de todo lo que hacemos. A ese respecto estaríamos al final del proceso de revertir nuestra elección de estar separados... .. En ese estado, nosotros no vacilaríamos más, que quiere decir que no hay mente errónea, ni aún una parte de hacer decisiones en la mente. Nos revertimos al estado del ego solo cuando valoramos todavía los intereses separados sobre los intereses comunes...."

lunes, 14 de junio de 2010

El sueño y el curso

"En el momento en que nos separamos de Dios nos quedamos dormidos, todo lo que ocurrió después, toda la alfombra de tiempo, el mundo completo de la evolución, no es más que un mal sueño.
La meta del curso no es despertarnos del sueño, la meta es convertir la pesadilla en un sueño feliz.
Sin proyectar más culpa sobre el mundo sino vivir en este mundo con lo que llama "percepción verdadera".
Es lo que el curso califica como "mundo real".
Es un mundo totalmente libre de pecado en nuestras mentes.
Esa es la meta del curso, luego dice que Dios mismo dá el último paso y eso es lo que finalmente nos despierta del sueño.


Y una cortita para reirse:
Un hombre una vez le preguntó a Dios cuanto era un millón de años para El.
Dios respondió, "es como un segundo en tu tiempo".
De modo que el hombre preguntó, "y un millón de dólares"?
y Dios dijo, "para mí, es igual a uno de tus centavos".
Entonces el hombre se irguió y dijo: "Dios, me darías uno de tus centavos"?. Y Dios dijo,
"desde luego, dame un segundo".

domingo, 13 de junio de 2010

Preguntas

Mi voluntad es asegurarme de que, cuando me despido de alguien y le digo adiós, no lo hago por el miedo de amarle. Y, cuando viene a casa, deseo recibirle como si fuese a quedarse para siempre.Tendré sumo cuidado con lo que hago, porque el reflejo mis actos no se despegará de mi.
Esta actitud es el resultado de la idea de que la mente es una, y de que el espacio que hay entre nosotros tan sólo da la impresión de dividir nuestras mentes separadas.
T-29-I.4:1-2

Preguntas relacionadas con el tema:
¿Soy capaz de vivir sin necesidad de encerrarme a solas conmigo ni un solo instante?
¿Soy capaz de convertir “mi espacio privado” y mi vida personal, en un lugar y un personaje acogedores para que mi hermano experimente lo sagrado de Sí mismo?
¿Me siento tan protegido fuera como dentro de casa?
¿Soy capaz de respetar la forma de ser de los demás mientras respeto también la mía?

lunes, 7 de junio de 2010

Descubriendo un curso de milagros .Jhon Mudny

Cambiando De Maestros(fuente www.milagrosenred.org)



En primer lugar, el perdón no es crear un problema. El perdón es soltar. El perdón es aceptar. El perdón es renunciar a la interpretación del ego la proyección de la culpa. La forma de preservar el especialismo de nuestras “relaciones especiales”, tal como el Curso denomina a las relaciones no sanadas, es no mirándolas.



La forma de seguir aferrados al pecado, culpa y temor es no mirar aquello que pensamos que es pecado y culpa y temor. Sólo mirando estas cosas podremos entregarlas al Espíritu Santo. No mirar al ego es lo que le da poder sobre nosotros.

Necesitamos la luz para desvanecer la oscuridad. No podemos ver nada si tenemos miedo de mirar.

El Curso simplemente nos pide que miremos las cosas de otra manera:

• en lugar de ver que nos traicionan,

• en lugar de pensar que hay una razón para estar celosos,

• en lugar de pensar que el insulto de alguien nos puede lastimar, simplemente observar lo que vemos sin la interpretación de nuestro ego.



Nuestro problema fundamental es que hemos confiado en el maestro equivocado. Nuestra tarea consiste en cambiar de maestro. Hemos confiado en el ego como nuestro guía el 99.9% de las veces. Pero al ego (que proviene del miedo) no nos conduce a ningún lado. Así que nuestra tarea es cambiar de guía. Esta tarea no requiere absolutamente nada excepto la buena voluntad de dejar al ego de lado. Sólo se nos pide la buena voluntad de dejar de lado, durante un instante, nuestra negación, nuestra ira, celos, impaciencia y juicios y simplemente observarlos. Sólo se nos pide tener una madurez tal que nos permita mirar estas cosas en nosotros, observarlas y reconocer que no las necesitamos. Todas provienen del ego y no nos hacen ningún bien.



La Introducción de Un Curso de Milagros nos dice que su propósito es “despejar los obstáculos que impiden experimentar la presencia del amor”. Lo único que realmente hace falta es tener la buena voluntad para mirar los obstáculos que impiden la verdadera percepción. Necesitamos tener la buena voluntad para mirarlos antes de dejarlos de lado. Entonces sí podrá brillar la Visión de Cristo. No depende de nosotros decidir qué es lo que la Visión de Cristo debe mostrarnos.



Nuestra tarea consiste simplemente en tener la buena voluntad de contemplar nuestra insania. Tal como sostiene el Dr. Kenneth Wapnick, “el propósito del Curso no es el de ayudarnos a hacer de éste un mundo más amoroso. El propósito del Curso es el de ayudarnos a contemplar este mundo de una manera más amorosa”. Al hacer esto, llevamos este mundo hacia la sanación y el amor.



La Visión De Cristo



Cuando observemos las cosas tal como son en realidad, vale decir sin negar, proyectar, juzgar o condenar; cuando comencemos a alcanzar la Visión de Cristo; cuando podamos contemplar el mundo sin juzgarlo, podremos comenzar a percibir verdaderamente.

Ve a través de la visión que se te ha dado,

pues a través de la visión de Cristo Él se contempla a Sí Mismo.

Y al ver lo que Él es, conoce a Su Padre.

T-13.V.10:3



Cuando dejemos de ver a través de los ojos del ego y veamos las cosas desde el punto de vista de nuestro Verdadero Ser, todo habrá de cambiar. El miedo no existe, ya que no podemos perder o sufrir limitaciones de alguna forma. Incluso la muerte se vuelve nada.



El famoso predicador John Henry Jowett rememoró una vez su visita a un zapatero de Gales y el momento en que le preguntó si no se sentía ahogado en una habitación tan pequeña.

“No”, dijo el hombre.

Luego le pidió al predicador que lo acompañara hasta una ventana que daba al mar. “Cuando me siento cansado y ahogado, miro a través de esta ventana y me calmo”.



El Espíritu Santo nos abre una ventana que nos permite mirar hacia horizontes más amplios. Necesitamos oportunidades que nos permitan “Parar-Mirar-Escuchar”, y contemplar las cosas sin el desorden del ego. Da un paseo, sal a pescar, no pienses en nada. Lo único necesario es renunciar a nuestros intentos de inventar el mundo.



La verdadera visión es conocimiento. Cuando Martin Luther King pronunció su famoso discurso “Tengo un sueño”, sus palabras fluían desde la perspectiva de la visión, no desde el sueño. King compartió con las personas las buenas cosas que había visto, no como fantasías sino como realidades vivientes. Él abrazó una visión que contemplaba las cosas de otra manera. Él eligió mirar con los ojos del amor y no con los del miedo.



La verdadera visión nos permite ver el Reino de los Cielos reflejado en la tierra, aquí y ahora. No hace falta que esperemos el Cielo. El Cielo no es algo que algún día habrá de venir. El Cielo ya está aquí para aquellos que lo contemplan.



La verdadera visión es la percepción del Espíritu Santo que ve más allá del cuerpo en dirección al espíritu. Y el espíritu es nuestra verdadera identidad.



La verdadera visión ve el perdón y la impecabilidad en todos los rincones del mundo.



Al renunciar a nuestras proyecciones, vemos las cosas tal como Jesús las contempló. Puede suceder primero en un instante santo, en un momento de claridad en el que observamos alguna parte de la creación de Dios tal como es y somos bendecidos por ella.



La verdadera visión se manifiesta cuando al mirar una situación o una persona que antes hubiéramos juzgado, permitimos que sea aquello que tiene que ser.



La verdadera visión es una experiencia de paz.

domingo, 6 de junio de 2010

Infelicidad

INFELICIDAD

"No toda la infelicidad es del cuerpo del dolor. Una parte es nueva infelicidad, creada cada vez que no estamos en armonía con el momento presente, cuando negamos el ahora de una forma u otra. Cuando reconocemos que el momento presente es lo que ya está sucediendo y, por ende, es inevitable, podemos aportarle una actitud positiva de aceptación imparcial y no solamente no crear más infelicidad sino apropiarnos del poder de la Vida misma al eliminar toda resistencia.
La infelicidad del cuerpo del dolor siempre es completamente desproporcionada en relación con su causa aparente. En otras palabras, es una reacción exagerada. Es así como se la reconoce, aunque generalmente no es la persona poseída quien la reconoce. Una persona con un cuerpo del dolor pesado encuentra fácilmente las razones para sentirse alterada, molesta, afligida, triste o temerosa. Las cosas relativamente insignificantes que en otra persona provocarían solamente un encogimiento de hombros y una sonrisa indiferente, se convierten en la causa aparente de un sufrimiento intenso. Y claro está que no son la causa verdadera, sino el factor desencadenante, el cual revive las viejas emociones acumuladas. La emoción se aposenta luego en la cabeza, donde amplifica e imprime energía a las estructuras egotistas de la mente.
El cuerpo del dolor y el ego son parientes cercanos. Se necesitan mutuamente. El suceso o la situación desencadenante se interpreta y se pone en escena a través de la pantalla de un ego altamente emocional. Esto quiere decir que su significado se distorsiona completamente. Vemos el presente a través de los ojos del pasado emocional que llevamos dentro. En otras palabras, lo que vemos o experimentamos no está en el suceso ni en la situación, sino en nosotros. O, en algunos casos, aunque sea parte del suceso o de la situación terminamos amplificándolo con nuestra reacción. Esta reacción, esta amplificación, es el alimento que el cuerpo del dolor desea y necesita.
La persona poseedora de un cuerpo del dolor pesado encuentra a veces imposible distanciarse de su interpretación distorsionada, de su "historia" cargada de emoción. Mientras más emoción negativa haya en una historia, más pesada e impenetrable es ésta. Así, la historia no se reconoce como tal sino que se la confunde con la realidad. Cuando estamos completamente atrapados en el devenir del pensamiento y las emociones que lo acompañan, es imposible desprendernos porque ni siquiera sabemos que podemos hacerlo. Estamos atrapados en nuestra propia película o ilusión. Y hasta donde sabemos, nuestra reacción es la única reacción posible."

jueves, 3 de junio de 2010

VI. El tiempo y la eternidad

T5.VI/1 Dios en Su conocimiento no está esperando, pero a Su Reino le falta algo mientras tú esperes. Todos los Hijos de Dios están esperando tu retorno, tal como tú estás esperando el suyo. En la eternidad las demoras no importan, pero en el tiempo son ciertamente trágicas. Has elegido estar en el tiempo en vez de en la eternidad, y, por consiguiente, crees estar en el tiempo. Sin embargo, tu elección es a la vez libre y modificable. No te corresponde estar en el tiempo. Te corresponde estar únicamente en la eternidad, donde Dios Mismo te ubicó para siempre.
T5.VI/2 Los sentimientos de culpabilidad son los que perpetúan el tiempo. Inducen miedo a las represalias o al abandono, garantizando así que el futuro sea igual que el pasado. En esto consiste la continuidad del ego, la cual le proporciona una falsa sensación de seguridad al creer que tú no puedes escaparte de ella. Pero no sólo puedes, sino que tienes que hacerlo. Dios te ofrece a cambio la continuidad de la eternidad. Cuando te decidas a hacer este intercambio, reemplazarás simultáneamente la culpabilidad por la dicha, la crueldad por el amor y el dolor por la paz. Mi papel consiste únicamente en desatar las cadenas que aprisionan tu voluntad y liberarla. Tu ego no puede aceptar esta libertad, y se opondrá a ella siempre que pueda y en cualquier forma que pueda. Y puesto que tú eres su hacedor, reconoces lo que él puede hacer, pues le conferiste el poder de hacerlo.
T5.VI/3 Acuérdate siempre del Reino, y recuerda que tú que formas parte de él, jamás te puedes perder. La Mente que estaba en mí está en ti, pues Dios crea con absoluta imparcialidad. Deja que el Espíritu Santo te recuerde siempre Su imparcialidad, y déjame enseñarte cómo compartirla con tus hermanos. ¿De qué otra manera sino se te puede brindar la oportunidad de reivindicarla para ti mismo? Ambas voces hablan simultáneamente en favor de diferentes interpretaciones de una misma cosa, o casi simultáneamente, pues el ego siempre habla primero. Las interpretaciones que representan la otra alternativa no se hicieron necesarias hasta que se concibió la primera de ellas.
T5.VI/4 El ego dicta sentencia y el Espíritu Santo revoca sus decisiones, en forma similar a como en este mundo un tribunal supremo tiene la potestad de revocar las decisiones de un tribunal inferior. Las decisiones del ego son siempre erróneas porque están basadas en el error para cuya defensa se tomaron. El ego no interpreta correctamente nada de lo que percibe. No sólo cita las Escrituras para defender su causa, sino que incluso las interpreta como testigos a su favor. A juicio del ego, la Biblia es algo temible. Al percibirla como algo temible la interpreta con miedo. Al sentir miedo, no apelas al Tribunal Supremo porque crees que también fallaría en tu contra.
T5.VI/5 Existen muchos ejemplos que muestran la forma en que las interpretaciones del ego son engañosas, pero con unos pocos bastará para mostrar cómo el Espíritu Santo puede reinterpretarlas bajo Su Propia Luz.
T5.VI/6 Para el Espíritu Santo, "Lo que el hombre sembrare, eso cosechará" quiere decir que lo que consideres digno de ser cultivado lo cultivarás en ti mismo. Considerar que algo es valioso es lo que lo hace valioso para ti.
T5.VI/7 Mía es la venganza, dice el Señor, puede reinterpretarse fácilmente si recuerdas que las ideas se expanden sólo al compartirse. La aseveración subraya el hecho de que la venganza no se puede compartir. Dásela, por lo tanto, al Espíritu Santo, Quien te librará de ella, puesto que no le corresponde estar en tu mente, la cual forma parte de Dios.
T5.VI/8 De acuerdo con la interpretación del ego, "Castigaré los pecados de los padres hasta la tercera y cuarta generación" es una aseveración especialmente cruel. Se convierte simplemente en un intento por parte del ego de garantizar su propia supervivencia. Para el Espíritu Santo, la frase significa que en las generaciones posteriores Él todavía podrá reinterpretar lo que las generaciones previas habían entendido mal, anulando así la capacidad de dichos pensamientos para suscitar miedo.
T5.VI/9 Los impíos perecerán se convierte en una declaración de Expiación, si se entiende la palabra perecerán con el significado de serán des-hechos. Todos los pensamientos no amorosos tienen que ser des-hechos, palabra ésta que el ego ni siquiera puede entender. Para el ego, deshacer significa destruir. El ego no será destruido porque forma parte de tu pensamiento, pero como no es creativo, y es, por consiguiente, incapaz de compartir, será reinterpretado de otra manera para así liberarte del miedo. La parte de la mente que le diste al ego regresará simplemente al Reino, donde a toda ella le corresponde estar. Puedes demorar la complección del Reino, pero no puedes introducir el concepto de miedo en él.
T5.VI/10 No tienes por qué temer que el Tribunal Supremo te vaya a condenar. Éste simplemente declarará sin lugar el caso contra ti. No puede haber caso contra un Hijo de Dios, y todo testigo que da fe de la culpabilidad de las creaciones de Dios está levantando falso testimonio contra Dios Mismo. Apela jubilosamente todo lo que creas al Propio Tribunal Supremo de Dios, ya que éste habla por Él, y, por consiguiente, lo que afirma es la verdad. Declarará sin lugar el caso contra ti, no importa cuán cuidadosamente lo hayas preparado. Lo podrás haber planeado a prueba de todo, pero no está a prueba de Dios. El Espíritu Santo no le dará audiencia, pues Él sólo puede dar testimonio de la verdad. Su veredicto será siempre: "Tuyo es el Reino", porque el Espíritu Santo te fue dado para recordarte lo que eres.
T5.VI/11 Cuando dije: "Yo he venido como una luz al mundo", lo que quise decir fue que vine a compartir la luz contigo. Recuerda mi referencia al espejo tenebroso del ego, y recuerda también que dije: "No mires ahí". Todavía sigue siendo cierto que es a ti a quien le corresponde decidir dónde has de buscar para encontrarte a ti mismo. La paciencia que tengas con tu hermano es la misma paciencia que tendrás contigo mismo. ¿No es acaso digno un Hijo de Dios de que se tenga paciencia con él? He tenido infinita paciencia contigo porque mi voluntad es la Voluntad de nuestro Padre, de Quien aprendí lo que es la paciencia infinita. Su Voz estaba en mí tal como está en ti, exhortándonos a tener paciencia con la Filiación en Nombre de su Creador.

martes, 1 de junio de 2010

6. NUEVOS CORAZONES, NUEVOS TRABAJOS.

«Criatura de Dios, fuiste creado para crear lo bueno, lo hermoso y lo santo. No te olvides de eso.»

El ego dice: «Tu valía se basa en tus credenciales. Necesitas un título universitario o su equivalente para conseguir un buen trabajo». Pero algunas de las mejores y más brillantes personas de nuestra generación se educaron más en la vida que en la escuela. La mayoría de talentos de nuestra sociedad han estado por todas partes y han hecho de todo, pero tienen pocas credenciales que lo demuestren. Nuestros logros han sido principalmente internos.
Nuestros ministerios -nuestras nuevas carreras- reflejarán estos logros internos. Expresarán una nueva integración de la mente y el corazón. Expresarán la conciencia de la gente que contribuye con sus recursos individuales a una corriente general de sanación. Crearemos estas carreras como reflejos individuales de nuestros peculiares talentos. No «encontraremos» estos trabajos; los crearemos. En la sección de ofertas y demandas de los periódicos no hay anuncios que pidan obradores de milagros ni salvadores del mundo. Las nuevas formas de empleo van emergiendo en respuesta a energías nuevas.
Carl Jung aconsejaba que se estudiara minuciosamente los cuentos de hadas o los mitos que a uno más especialmente lo habían atraído en su niñez. Cuando yo era pequeña me encantaba un cuento de hadas que se llamaba «La joven del vestido de retales». Y el argumento era el siguiente. El príncipe de un reino recorre el país en busca de novia. En un pueblo, se prepara un gran baile para que el príncipe pueda conocer a todas las jóvenes del lugar. Una de ellas quiere ir al baile, pero no tiene dinero para comprar la tela con que hacerse un hermoso vestido, de modo que se las arregla como puede: recoge los retales que les sobran a las otras jóvenes y con ellos se hace un vestido.
La noche del baile, al entrar en el salón, se siente violenta al ver lo hermosos que son los vestidos de las otras jóvenes y, avergonzada, se oculta en un armario. El príncipe llega a la fiesta, baila con todas las jóvenes presentes y, llegado cierto momento, se cansa, se aburre y decide irse a casa, pero cuando se dispone a salir del salón advierte que entre las puertas de un armario asoma un trocito de tela. Ordena a sus guardias que lo abran y allí descubren a la joven del vestido de retales. El príncipe baila con ella, la encuentra más interesante que a ninguna otra y se casa con ella.
Ya adulta, al pensar en aquel cuento entendí por qué había significado tanto para mí cuando era niña. Me reveló un arquetipo muy importante en mi vida. Yo pro baba un poquito de casi todo lo que podía ofrecerme la vida. Así jamás llegaría a tener un título, pero sí adquiriría una especie de visión general. Esa visión de las cosas llegaría a ser la base de mi carrera. Mucha gente somos como la joven del vestido de retales. Sabemos un poco de esto y un poco de aquello, y con ello no podemos obtener un título universitario de persona que anduvo por todas partes y que hizo de todo. En resumidas cuentas, no disponemos de ningún título, pero somos personas interesantes y tenemos cosas interesantes que explicar. El vestido de retales simboliza una conciencia global, de alguien que sintetiza, mientras que los demás vestidos hermosos simbolizan la conciencia de un especialista. Ambos puntos de vista son importantes en el funcionamiento de una sociedad sana.
En última instancia no son nuestras credenciales sino nuestro compromiso con un propósito superior lo que nos hace eficientes en el mundo. Los títulos sólo son importantes si creemos que lo son. Una noche cené con Bárbara, una amiga mía que es una excelente escritora. Le mencioné a un amigo que nos acompañaba y que trabaja en una editorial que Bárbara debería escribir una columna mensual en alguna de las principales revistas femeninas, algo con un título como «Perspectivas de sanación», «Noticias de la Tierra del Corazón» o algo parecido. Todos los meses podría escribir algo interesante sobre cómo el hecho de romper con el miedo y avanzar hacia el amor tiene una influencia sanadora sobre algún estado negativo, sea éste personal o social. Yo sentía que la columna podía dar esperanza a la gente.
Pero nuestro amigo de la editorial tenía un punto de vista diferente:
-Bárbara no podría hacer eso -dijo-. Ninguna revista se lo publicaría. No tiene ningún título universitario ni es una autoridad. No la verán como una voz autorizada.
Me hubiera gustado poder volverme hacia Bárbara para taparle los oídos. No quería que escuchara aquellas palabras, que creyera ese pensamiento limitado, que se cerrara mentalmente a la posibilidad de los milagros.
Recuerdo que hace años, mientras tomaba una taza de café una noche, ya tarde, como lo había hecho muchas veces, un amigo me preguntó:
-¿Cómo puedes hacer eso? ¿No te mantiene despierta toda la noche?
Pues esa vez sí que el café me mantuvo despierta toda la noche. Antes nunca había establecido una conexión consciente entre el café, la cafeína y el insomnio, de modo que jamás me había pasado. Tampoco hay necesariamente una conexión automática entre una falta de credenciales y una falta de oportunidades.
El deseo de servir a Dios crea los medios que nos permiten hacerlo. Nuestro poder no reside en los títulos o los contactos que tenemos. Nuestro poder no reside en lo que hemos hecho, ni siquiera en lo que estamos haciendo. Nuestro poder reside en ver con claridad la razón por la que estamos en la tierra. Seremos actores importantes si pensamos así. Y los actores importantes de los próximos años serán las personas que consideran que están aquí para contribuir a la sanación del mundo. En comparación con esto, todo lo demás es trivial. No importa a qué escuela hayas ido, ni siquiera si fuiste a la escuela. Dios puede usar cualquier curriculum, por más corto que sea. Puede utilizar los dones más pequeños. Sea cual fuere el regalo que hagamos a Dios, por más humilde que parezca, Él puede convertirlo en una poderosa obra en Su nombre. Nuestro mayor regalo para Él es nuestra devoción. Desde este punto de poder se abren las puertas y las profesiones florecen. Nosotros sanamos, y también sana el mundo que nos rodea.

Decidir